Reflexiones vitales: 'Dejar de decir no'

Mi suegra aprendió a usar el ordenador portátil por simple necesidad. Como se encontraba lejos de su tierra y no podía leer por la mañana los periódicos que allí se editan -costumbre que adquirió en sus últimos años-, aprendió a buscarlos en la Web y así continuar con su ritual diario.
Ahora, con este ejemplo en mente, piense en cuántas veces ha dicho 'no' ante alguna sugerencia o propuesta para comenzar una actividad solo por el hecho de, por ejemplo,  considerarse 'muy viejo/a' para ello.
 Lo que nos lleva a la pregunta del millón, que sí debería responder (se) con absoluta sinceridad:
  
¿A qué cosas dice ‘no’ solo por inercia?

Hay un viejo cuento que dice que “en nosotros existe una semilla dispuesta a germinar en cuanto nosotros declaremos que este es el momento de iniciar su crecimiento”.
Estar abierto al aprendizaje de lo nuevo es una competencia esencial que nos ayuda a ser más efectivos, aumentar nuestra productividad y mejorar nuestra calidad de vida, ya que el futuro se muestra más promisorio para aquellas personas que saben cómo ampliar continuamente su aprendizaje. La sola posibilidad de reconocer que hay cosas que no sabemos aún; la capacidad para salir de nuestras propias creencias (‘esto no es para mí’, ‘yo no soy bueno para eso’, ‘yo no puedo’); la habilidad de reconocer lo que es necesario hacer; la decidida búsqueda del aprendizaje de lo que declaro no saber; el saber pedir ayuda a los que saben más que nosotros; la flexibilidad para transitar la incertidumbre hasta llegar a la nueva situación deseada y la capacidad de ser un aprendiz eterno no tiene que ver con ser listo sino curioso.
Mi suegra comenzó a hacerse preguntas acerca de si valía la pena o no entrar en ese mundo de la informática. Constituía todo un reto, una entrada a un lugar nuevo y desconocido. Pero enfrentado desde la confianza en trascender un límite a través del aprendizaje y desde la actitud de cuestionar toda certeza —soltando las respuestas conocidas—, esa inercia que todo lo puede y que siempre está referenciada a las experiencias pasadas, pues desaparece, y con ella el ‘yo no necesito aprender’ con su consecuentes resistencias al aprendizaje; y aparece el gran poder de las preguntas, herramienta que nos permite explorar nuevos territorios y adentrarnos en los beneficios de seguir aprendiendo.
Cuando se encuentre en su vida ante esa oportunidad de decir ‘no’ por inercia recuerde esto, no se apresure, dé un paso hacia atrás y vuelva a pensar en la respuesta. Puede que ese ‘no’ al que acostumbramos repetir pueda convertirse primero en un ‘no sé’, para luego constituir un ‘tal vez’ y en esa espiral de intenciones, termine diciendo ‘sí’, una afirmación que puede abrirle un mundo nuevo, que cuestione sus viejas formas de hacer y decir y, sobre todo, le permita ascender un peldaño en su propia escalera de vida hacia un nuevo umbral de aprendizaje.
Por cierto, mi suegra no solo lee periódicos en Internet, también ha aprendido a escuchar la radio, leer sobre temas que le interesan (cocina, literatura, cine) y ahora tiene la meta ¡de estudiar idiomas en un curso virtual!
Y dado el poder inmenso de las preguntas que abren territorios nuevos a explorar, una última cuestión: ¿qué cosas nos estaremos perdiendo ante cada ‘no’ que pronunciamos , qué nuevos descubrimientos personales postergaremos... por inercia?

1 comentario:

Isabel Fotògrafa dijo...

Tienes toda la razón!No tenemos que estancarnos, siempre es interesante aprender algo nuevo. Mira tu suegra!seguro que le costo, pero no fue una limitación para ella.
A mi me pasa mucho con la comida...¿te gusta..?No, ¿Pero lo has probado?nops.. Si no lo pruebas, ¿como sabes que no te gusta?...jejeje, cierto. Aquí me pillan, aunque esta manía ya no la tengo, por probar que no quede.